Factores asociados al bullying en instituciones de educación superior

Factors associated with bullying in higher education institutions

Fatores associados ao bullying nas instituições do ensino superior

Mawency Vergel Ortega*

José Joaquín Martínez Lozano**

Sandra Liliana Zafra Tristancho***

*Doctora en Educación. Investigadora, Universidad Francisco de Paula Santander, Cúcuta, Colombia. mawency@ufps.edu.co

**Doctor en Educación. Investigador, Universidad Francisco de Paula Santander, Cúcuta, Colombia. josemartinez@ufps.edu.co

***Magíster en Prácticas Pedagógicas. Teniente Coronel de la Policía Nacional. Vicerrectora de Investigación, Dirección Nacional de Escuelas, Bogotá, Colombia. sandra.zafra@correo.policia.gov.co

Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo: Vergel, M., Martínez, J. & Zafra, S. (2016). Factores asociados al bullying en instituciones de educación superior. Revista Criminalidad, 58 (2): 197-208.

Fecha de recepción: 2016/02/09 Fecha concepto evaluación: 2016/03/12 Fecha de aprobación: 2016/04/03


Resumen

El artículo es el resultado de la fase I del proyecto de investigación "Impacto de la comunidad de aprendizaje en el desarrollo de competencias e indicadores de innovación en la enseñanza", adelantado por la Universidad Francisco de Paula Santander, Colombia. El objetivo es analizar los factores que inciden en el bullying en estudiantes de instituciones de educación superior. La investigación sigue un enfoque cuantitativo, diseño transversal, con técnica de análisis factorial y red neuronal. La muestra la constituyen 571 estudiantes de universidades del departamento de Norte de Santander. Resultados: con una media de edad de 19,62±0,96 años, la prevalencia del bullying identificada en el estudio fue de 11,11%, y resultó más frecuente en el género femenino, en alumnos más jóvenes, homosexuales. Los factores de riesgo para las víctimas fueron: características físicas y sicológicas (χ2=21,59, p=0,000, OR2,86, IC95% 1,82-4,5), tipo y forma de acoso (χ2=31,23, p=0,000, OR5,79, IC95% 2,9-11,4); las causas del bullying con mayor frecuencia de victimización se relacionan con orientación sexual (28,6%), apariencia del cuerpo (16,2%), raza (6,8%), religión (2,5%), región de origen (1,7%). Conclusión: los factores asociados al bullying en universidades son: tipo y forma de acoso, programas de prevención institucional, perfil de la víctima, causas que generan la situación de acoso y percepciones hacia el bullying; el género y la orientación sexual explican la presencia de acoso en instituciones de educación superior en Norte de Santander.

Palabras clave: Estudiantes, factores sociales, factores de delincuencia juvenil, violencia escolar, perfil de la víctima (fuente: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).


Abstract

This article is the result of phase I in a research project about "the impact of the learning community in the development of competencies, and teaching innovation indicators" carried out in Colombia by the Francisco de Paula Santander University. Its objective consists of analyzing factors leading to bullying (intimidation, harassment and abuse) in higher education students. The approach in this research is quantitative, with a cross-sectional design, using a factorial analysis technique and a neuronal network. The sample is composed by 571 university students in the Department (one of the several Colombian political and administrative divisions) of Norte de Santander.

Result: with an age average of 19.62±0.96 years, the prevalence of bullying being identified in this study amounted to 11.11%, and it happened to be more frequent among females, younger pupils, and homosexuals. The main risk factors for victims were related to: physical and psychological features (χ2=21.59, p=0.000, OR2.86, IC95% 1.82-4,5), type and form of harassment (χ2=31.23, p=0.000, OR5.79, IC95% 2.9-11,4); the most frequent causes of bullying leading to victimization relate to sexual orientation (28.6%), body appearance (16.2%), race (6.8%), religion (2.5%), region of origin (1.7%).

Conclusion: factors associated with bullying in universities are those relating to type and form of intimidation or harassment, institutional programs, victim's profile, the causes leading to create the bullying situation and the perception towards it. Both gender and sexual orientation explain the occurrence of intimidation, harassment and abuse cases in higher education institutions in Norte de Santander.

Key words: Students, social factors, juvenile crime, school violence, victim's profile (Source: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).


Resumo

O artigo é o resultado da fase I do projeto de pesquisa "Impacto da comunidade da aprendizagem no desenvolvimento das competências e dos indicadores da inovação no ensino", realizado pela universidade Francisco de Paula Santander, Colômbia. O objetivo é analisar os fatores que afetam o bullying nos estudantes das instituições do ensino superior. A pesquisa segue um enfoque quantitativo, de desing transversal, com a técnica da análise factorial e da rede neuronal. A amostra constitui 571 alinos das universidades do departamento do Norte de Santander. Resultados: com uma média da idade de 19,62±0,96 anos, a prevalência de bullying identifi cada no estudo era de 11,11%, e resultou mais freqüente no sexo femenino, em alunos mais jovens, homosexuais. Os fatores do risco para as vítimas foram: características físicas e psicológicas (χ2=21,59, p=0,000, OR2,86, IC95% 1,82-4,5), tipo e forma de assédio (χ2=31,23, p=0,000, OR5,79, IC95% 2,9-11,4); as causas do bullying com maior freqûencia de vitimización são relacionados à orientação sexual (28,6%), aparência do corpo (16,2%), raça (6,8%), religião (2,5%), região da origem (1,7%). Conclusão: os fatores associados ao bullying nas universidades são: tipo e forma de assédio, programas da prevenção institutional, perfil da vítima, causas que geram a situação do assédio e as percepções ao bullying; o gênero e a orientação sexual explicam a presença do assédio nas instituições do ensino superior em Norte de Santander.

Palavras chave: Alunos, fatores sociais, fatores de delinqüência juvenil, violência escolar, perfil da vítima (fonte: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).


Introducción

El bullying ha sido objeto de estudio en el ámbito mundial, dadas las formas físicas, psicológicas o sociales que adopta, las consecuencias negativas sobre la salud, el bienestar emocional y el rendimiento escolar de los estudiantes, el ambiente de aprendizaje, el clima escolar de las instituciones educativas y el estatus socioeconómico (Tippett & Wolke, 2014), así como la capacidad de involucrar a los diferentes actores de una comunidad educativa, a saber, estudiantes, docentes, directivos y padres de familia (Williams, Janice & Kennedy, 2012).

Las modalidades del bullying y los criterios para identificar el fenómeno son diversos (Joff re, García, Saldívar, Martínez, Lin, Quintanar & Villasana, 2011), considerando que toda violencia del entorno afecta las condiciones de convivencia y aprendizaje de una comunidad (Ghiso, 2013). Es un fenómeno que afecta a la juventud, comparte rasgos comunes de desequilibrio de poder, intencionalidad, reiteración, pero también muestra una especifi cidad a la hora de interpretar sus consecuencias y deducir la acción y el ámbito de intervención. Se distinguen conductas de exclusión social (ignorar y no dejar participar); agresión verbal (insultar, poner apodos o marcas ofensivas, hablar mal del otro); agresión física directa (pegar); agresión física indirecta (robar, romper, esconder); amenazas; acoso sexual (verbal o físico) (Patiño, Parada & Vergel, 2015).

A estas manifestaciones se une el denominado ciberbullying, caracterizado por conductas de intimidación con uso deliberado de tecnologías de información (internet, redes sociales, telefonía móvil y video juegos online) para ejercer maltrato psicológico y continuado, según la Ley 1620 de 2013 (Ministerio de Educación Nacional, 2014), en las que se utilizan estos medios para acosar a la víctima fuera del recinto escolar (Musri, 2012).

El Ministerio de Educación, al reglamentar a través de la citada Ley 1620 en las instituciones educativas, actualiza manuales de convivencia o estatutos estudiantiles con un enfoque de derechos, garantías y compromisos por parte de todos los actores de la comunidad educativa (Sentiido, 2014). No obstante, en instituciones de educación superior no se han implementado acciones en torno al acoso escolar, o bullying, se desconoce cuáles son las causas que lo generan, la existencia del tipo de bullying presente, características y percepciones de la comunidad frente a este aspecto. Sin embargo, baja autoestima, actitudes pasivas, pérdida de interés en el estudio, consumo de sustancias psicoactivas o aislamiento, son características manifi estas que puede llevar al estudiante a una situación de fracaso escolar, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad o pensamientos suicidas.

En los ambientes de instituciones de educación superior en Norte de Santander, se ha observado la cotidianidad del fenómeno y el deterioro progresivo de la convivencia, en los cuales se ha hecho más visible a través de aspectos como violencia, indisciplina, vandalismo, malos modales. Entre otros, que pueden ser consecuencias del maltrato físico, psicológico o verbal. Es preciso enfatizar que esta relación de abuso, si se repite y mantiene en el tiempo, produce consecuencias negativas, tanto académicas como psicológicas e interpersonales (Martínez, Vergel & Zafra, 2016).

Reflexionando sobre lo prevalente de la problemática en instituciones, cuyo rango fluctúa entre el 15 y 50% en investigaciones de diversos países (Musale & Castro, 2015), y, considerando que no se cuenta con información al respecto para Norte de Santander, se efectuó el estudio constituyéndose en punto de partida para explorar los métodos más eficaces para intervenir en este problema y prevenirlo. El objetivo del artículo busca analizar los factores asociados al acoso escolar (bullying) en estudiantes de instituciones de educación superior, identificando características y asociando variables e indicadores sociales a tipos de bullying presentes en la comunidad académica, para lo cual se responderá a la pregunta, ¿cuáles son los factores que inciden en el bullying, en estudiantes de instituciones de educación superior en Norte de Santander?

Metodología

Tipo de investigación. Se desarrolló una investigación no experimental, mediante enfoque cuantitativo, siguiendo un diseño transversal, con técnica red neuronal por reglas de asociación del modelo cuasi supervisado, en cuanto busca describir, determinar y analizar factores asociados al bullying en estudiantes universitarios.

Población y muestra. La población la constituyen 57.373 estudiantes de instituciones de educación superior de Norte de Santander, 49.394 pregrado oficial y 7.979 pregrado privada, matriculados durante el I-II semestre de 2015, que cursan programas académicos (250 programas). Se realizó muestreo probabilístico por conglomerado, considerando como conglomerados a las instituciones con sede: Corporación Remington, Fundación de Estudios Superiores (FESC), Instituto Superior de Educación Rural (ISER), Unidades Tecnológicas de Santander, Universidad Antonio Nariño, Universidad de Pamplona, Universidad de Santander, Universidad Francisco de Paula Santander, Universidad Libre, Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), Corporación Universitaria Minuto de Dios, Universidad Santo Tomás, seleccionando a través de muestreo simple por programa académico 2.211 estudiantes de entre la población de universidades de Norte de Santander, hombres y mujeres. Como criterio de inclusión para análisis de factores en el estudio se consideraron 571 estudiantes de primer a quinto semestre, mayores de 18 años, con base en la presencia o ausencia del rol de víctima, agresor o víctima-agresor con consentimiento informado. De otra parte, la muestra incluye 20 profesores de las instituciones seleccionadas en la muestra.

Técnicas de recolección de información. Se diseñó instrumento encuesta autoaplicable, con indicadores de intimidación y maltrato entre iguales, que permite conocer percepciones asociadas a la conducta de acoso o maltrato en ambientes institucionales universitarios. Consta de tres secciones con 25 ítems en total, cuyo análisis de consistencia interna se efectuó mediante alfa de cronbach, con coeficientes de fiabilidad de las variables integradas en cada uno de los ítems, de 0,857. Para la validez de contenido, se llevó a cabo un análisis de componentes principales del instrumento con el propósito de analizar la estructura subyacente de los datos, utilizando el método de escalamiento óptimo de componentes principales no lineales (Vergel, Orjuela & Martínez, 2014). El cuestionario se concibió a partir de seis dimensiones teóricas que exploran aspectos demográficos, la concepción del alumnado sobre el bullying, la situación del alumnado, de sus compañeros, los perfiles de las víctimas, las condiciones de las intimidaciones, los perfiles de agresores y propuestas de solución. Realizadas 5 interacciones, se observa correlación alta entre variables con R2=0,946, lo que indica que la confiabilidad y validez en la prueba permiten aplicar el instrumento en otro escenario.

Se definió el rol de víctima para personas que han sufrido un daño como consecuencia de violaciones a los derechos humanos, en el marco del conflicto armado (Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional, 2011) o que han recibido acciones agresivas verbales, físicas, psicológicas, agresividad en miradas, amenazas, golpes, empujones, daño a pertenencias, abuso de poder, humillación en medio presencial o virtual (Universidad Internacional de Valencia, 2015). De otra parte, como manifiestan Pittet, Berchtold, Akré, Michaud & Surís (2010), se definió agresor al estudiante que hubiese manifestado una, algunas veces o siempre haber intimidado a algún compañero; se consideró víctima-agresor al estudiante que respondiera simultáneamente al papel de víctima y agresor en premisas correspondientes.

Procedimiento. El análisis fue realizado por medio del cálculo de las prevalencias de las variables sufrir bullying y sus respectivos intervalos de confi anza de 95%, según aspectos sociodemográficos, describiendo variables género, edad, estrato, raza/ color, religión, tipo de institución educativa (pública o privada), lugar de origen, escolaridad materna o paterna; así como variables tipo acoso, frecuencia, nivel de acoso, forma de manifestación de acoso, lugar, reacción de padres o cónyuges frente al acoso, reacción de la víctima, personal a quien informan sobre el acoso, percepciones de compañeros sobre víctimas, percepciones de docentes, características de la víctima, características del agresor, acciones de las universidades frente al acoso, o bullying, servicio de apoyo, calidad de atención de personal especializado en instituciones a las víctimas, consejos frente al bullying de compañeros y rendimiento académico.

El análisis de la información utilizó estadístico χ2 para determinar la relación de variables categóricas. Se hizo análisis factorial, previa realización de la correspondiente prueba de esfericidad de Barllett para probar la hipótesis nula de que la matriz de correlaciones de las variables fuese la matriz identidad, teniendo como criterio rechazar esta prueba para un valor p<0,05. De igual manera, se realizó prueba complementaria Kaiser-Meyer-Olkin (KMO), que representa la correlación parcial de dos variables que eliminan el efecto de las restantes y aceptan valores próximos o superiores a 0,70, así como el valor del determinante de la matriz de correlaciones (Pardo & Ruiz, 2002).

El análisis factorial multivariado se apoyó en la técnica de análisis de componentes principales para reducir la dimensionalidad y determinar las causas de la variabilidad del conjunto de datos. De igual manera, se aplicó técnica de análisis de conglomerados para determinar familias, agrupándolas según asociación de variables, y se logró máxima homogeneidad y mayor diferencia entre familias.

Para probar la hipótesis acerca de los factores asociados al riesgo de sufrir bullying, y su correlación con los grupos de involucrados, se efectuó un análisis de regresión logística y se calculó el rango de probabilidades (OR) con intervalos de confianza de 95% (IC 95%). Se consideró un nivel de significación estadística cuando p≤0,05. Para el análisis, se dicotomizaron los grupos de involucrados con valores (0-1), al igual que los factores asociados al riesgo considerados para este estudio. Se utilizó el paquete estadístico IBM SPSS® vs 22.

Resultados

En las universidades públicas de Norte de Santander se presentan entre 4 y 5 tipos de acoso o bullying a estudiantes, siendo más frecuente en mujeres (49,91%); en hombres se presenta en un 37,3% y en un 12,79% en la población homosexual o bisexual. Un 38% de la población estudiantil no ha percibido situaciones de bullying en las instituciones educativas durante su vida estudiantil. Se destaca que un 2% manifestó no saber qué es el bullying. El cálculo del riesgo relativo (RR=17,09) entre conocimiento y sufrir bullying, indica que no existe asociación.

A partir del análisis de las respuestas de estudiantes universitarios con edades entre 18 a 25 años, un 60% de género masculino, 40% de género femenino con edad media de 19,62±0,96 años, 92,8% originarios de Norte de Santander, se infiere, con un 95% de confiabilidad, que el 25,4% de estudiantes se constituyen en grupo de víctimas en instituciones de educación superior, 7,9% en agresores o victimarios y un 20,5% en víctimas-agresores. De los estudiantes que perciben el acoso, el 45,5% pertenece al estrato socioeconómico nivel 2 y el 26% de estrato socioeconómico nivel 1.

Un 53% de los encuestados considera que existe acoso (bullying) en subgrupos, universidades o zonas escolares. Los resultados muestran que en un programa académico, de 1 a 5 estudiantes sufren bullying. Los programas en los cuales se registran más estudiantes que manifiestan haber sido víctimas de acoso escolar son: comunicación social, licenciaturas, trabajo social, administración de empresas, ingeniería civil, ingeniería mecánica. De igual manera, estudiantes de programas de licenciaturas, comunicación social, derecho e ingeniería de sistemas son quienes más perciben el acoso a compañeros.

Los tipos de acoso que más se presentan en universidades, con un 95% de confiabilidad, es violencia verbal con un 57,3%, presentada ya sea por insulto, apodos o burlas; seguido por violencia psicológica, la cual se presenta con un 22,8% caracterizada por situaciones humillantes, persecución, comentarios, cambios o exclusión; acoso moral 11,3% caracterizada por propaganda, chisme, rumores, calumnias; le sigue violencia física (2,2%), ya sea por golpes, empujones; cibernética (5,7%) caracterizada por ofensas, calumnias, divulgación de fotografías, invasión de correo electrónico y suplantar a otros, creación de comunidades o falsedad ideológica; violencia sexual (1%) dada por insinuaciones, asediar en sitios oscuros o abuso. El nivel del acoso en instituciones de educación superior, de acuerdo con la población encuestada, es considerado bajo por un 39,5% de estudiantes y en un nivel de alerta por un 29,3%.

La frecuencia con la que se presenta la violencia física entre los estudiantes de la universidad es de un 25%, violencia verbal, se repite solo en 1 de cada 20 casos, mientras la frecuencia de violencia cibernética se repite en 10 de cada 25 casos, observándose un promedio significativo de manifestaciones de repetición de este tipo de violencia.

Cuando un estudiante le dice que es víctima de acoso (bullying) de parte de otros compañeros del mismo grupo o de la universidad, un 47% de compañeros les recomienda evadir el problema; un 29,2% dialoga con los agresores y otras víctimas; 11,6% manifi esta informar a profesores, 8,2% no hace nada. El 25% de los encuestados opina que quienes sufren bullying deben manifestarlo a sus padres o familiares; 40,1% indicarlo a profesores; 25,2% decirle a los psicólogos o personal de apoyo en instituciones, 15% se inclina por contarle a un amigo, y 19,3% considera que es mejor guardar silencio.

Los estudiantes perciben que las víctimas, al sentirse agredidos, se quedan callados y no le dicen nada a nadie, por temor a represalias (51%).

A su vez, los estudiantes víctimas que presentaron poco conocimiento sobre prevención del bullying (p=0); frecuencia de acoso (p=0,02) e insatisfacción con servicio de apoyo psicológico o social de instituciones (p=0) tuvieron, respectivamente, 2,1 (IC: 1.7-2.7), 1,4 (IC: 1.1-1.7) y 1,9 (IC: 1.51-2.39) veces más probabilidades de manifestaciones de acoso hacia otros compañeros, constituyéndose en agresores.

Referente a la reacción más común de los padres o cónyuges de víctimas de bullying, un 28,9% les indica ser una circunstancia normal; un 3,7% aconseja hablar con directores de programa; sin embargo, algunos manifiestan respuesta habitual de progenitores o cónyuges, con lo que se incita a regresar la agresión (3,5%), o hacer caso omiso de la situación (2,1%) o, en algunos casos, los padres no les creen (0,4%).

Las respuestas relativas a factores de los estudiantes relacionados con el bullying se dividieron según refirieran características de agresores, como baja autoestima, sentimientos de inferioridad, frustración, problemas de conducta y psicológicos, en la mayoría de los casos (57%), acciones donde el victimario creó un escenario previo en el que culpa a la víctima para sustentar sus acciones y, las víctimas por su parte, presentan en algunos casos timidez, retracción o pasividad, baja capacidad de reacción, sensibilidad o diferencias físicas; sin embargo, en otros casos en el ámbito universitario, las víctimas presentaron extrema sensibilidad, motivación a defensa, habilidades de escritura, muy alto o muy bajo rendimiento académico, interacciones sociales entre los estudiantes con dificultades para manejar los conflictos personales de formas no agresivas (impulsividad, irritabilidad, intolerancia).

Respecto a los docentes frente a situaciones de bullying hacia estudiantes, se aprecia que estos asocian la presencia de bullying a particularidades de los mismos estudiantes y de sus contextos familiares, contexto de grupo y contextos sociales. Consideran que en la familia se promueve el aprendizaje de conductas violentas, en hijos de familias que sufren conflictos familiares, en hogares donde la tolerancia hacia el comportamiento violento y la presencia de violencia en el hogar es habitual, en familias con falta de valores, o aquellas que tienen una deficiente supervisión de las actividades y las relaciones en que participan los hijos, así como familias con problemas de comunicación.

De acuerdo con los encuestados, un 60% de la población percibe que las universidades no están realizando ninguna acción para prevenir o erradicar el acoso estudiantil; en algunos casos consideran alianzas entre directivos y grupos estudiantiles para acosar a estudiantes, en otros elaboran propaganda en páginas web con frases de convivencia, #nomeacoses u otros, pero enmascaran y estigmatizan personas pero no resuelven la violencia.

En un 22,3% estudiantes consideran que las actitudes de los intimidadores inician sin motivo, y pasan a hacer parte de la cotidianidad institucional, lo que puede resultar en acomodación o adaptación. No obstante, estudiantes de universidades como Simón Bolívar, Fundación de Estudios Superiores Comfanorte y Universidad de Pamplona, manifiestan en un 89% que estas instituciones realizan proyectos y charlas dirigidas a la comunidad para evitar bullying estudiantil y en trabajadores.

Análisis de asociaciones a través de clúster (gráfica 1), determina agrupación en dos familias, una definida por el nivel de acoso y la otra por las acciones preventivas y correctivas; donde el género y la edad tienen asociación fuerte a la existencia de acoso (d=0,97), la violencia sexual y violencia física se asocian a estrato socioeconómico de la víctima (d=0,78), el bullying psicológico se asocia a D (d=0,78) y variable programa académico no se asocia a tipo de acoso ni creencias o concepciones, pero se encuentra cercana a otras variables como rendimiento académico, actitud frente al acoso y orientación sexual. De igual manera, existe alta afinidad entre variables violencia verbal y psicológica, asociada a nivel de acoso (d=0,8); tipo de acoso se asocia (con baja afinidad d=0,6) a causas de acoso, existencia y propuesta de solución de conflicto; acciones cuando se presenta un acoso, se asocia con la concepción que tiene del acoso. Asimismo, muestra asociación a género del estudiante y percepciones sobre el acoso entre los estudiantes.

Los resultados de la verificación de supuestos muestran un valor del determinante de 0,000037, KMO=0,88, χ2=1730,72 y p=0, que garantizan la adecuación de los datos analizados para la aplicación de la técnica de análisis factorial, en la cual los pesos factoriales oscilaron entre 0,56 y 0.959 (tabla 1). El primer factor asociado a tipo y forma de acoso explica un 41,5% de la varianza, un segundo factor se asocia a las formas de prevención institucionales del bullying conformado por variables como orientación y explicación por parte de psicólogos o trabajadores sociales, un tercer factor define características del perfil de la víctima y explica el 8,8% de la varianza, el cuarto factor explica el 6,3% de la varianza, está compuesto por variables asociadas a las causas que generan la situación de acoso o bullying, y el quinto factor lo determinan las percepciones hacia el bullying de la comunidad.

Análisis de componentes, muestran como, en el componente 1, con un peso de 0,959, el indicador que incide en el acoso es el ciberbullying; en el componente 2, con 0,84, el factor que incide es la orientación hacia el acoso, y en el componente 3 el factor que incide es características de la víctima (0,818).

De igual manera, todas las variables en gráfica 2 se seleccionan como indicadores relevantes para la presencia de bullying en estudiantes de instituciones de educación superior, al estar por encima o igual al valor de la media (2,5).

Los factores de riesgo relevantes (tabla 2) para las víctimas fueron: perfil de la víctima, tipo y forma de acoso; reacción indiferente de familia a avisos de ser víctima de acoso, tiempo que duran en el trabajo los padres, percepción de los jóvenes a intervención de profesores o directivas y ser parte de grupos minoritarios. Para los agresores: situación de poder, tener amigos que pertenecen a grupos o comunidades, reacción permisiva de familiares o directivas, percibir que no se cuenta con normatividad para castigar, apoyo de asociaciones estudiantiles, antecedentes escolares, consumo de sustancias psicoactivas, vivir con un solo progenitor, tiempo que duran en el trabajo los padres en el caso de jóvenes menores de 20 años.

Entre las causas que explican el bullying con mayor frecuencia de victimización (tabla 3), la orientación sexual explica en un 48,6% la existencia de acoso, el género lo explica en un 38,3%, apariencia del cuerpo en un 16,2%, raza/color lo explica en un 6,8%, estado de ánimo en un 2,9%, religión en un 2,5%, región de origen en 1,7%.

Discusión

Un 40,9% de los estudiantes universitarios ha sido víctima de bullying, de ellos un 20,5% se considera víctima agresor. Al respecto, la probabilidad de que la víctima se convirtiera en agresor fue alta en estudiantes con poco conocimiento sobre prevención del bullying, frecuencia de recibir acoso, insatisfacción con servicio de apoyo psicológico institucional e incitación de los padres hacia la agresión.

Víctima se convirtió en victimario, al sentirse provocado, presentando reacciones agresivas contra las cuales no logró lidiar, al igual que Shetgiri (2013) se destaca en víctima y agresor la impulsividad, irritabilidad, inseguridad, intolerancia, incapacidad de defensa y, contrario a características observadas por Shetgiri (2013), en víctimas o agresores adolescentes, la falta de empatía y el bajo rendimiento no se identifican como indicadores de riesgo de victimización o agresión en estudiantes universitarios ni como variables correlacionadas al bullying.

Se ha evidenciado, además, en la investigación, indicadores relacionados con aspectos asociados al victimario, en torno al manejo de relaciones de poder, relación establecida con padres, situaciones de consumo de sustancias psicoactivas y grupos estudiantiles. De acuerdo con lo manifiesto por Martínez, Vergel & Zafra (2016), las acciones impropias de victimarios tienen que ver con el liderazgo de estudiantes, motivadas por necesidad de protagonismo, envidia, terminación de relaciones de pareja, celos.

Entre los tipos de acoso que han recibido estudiantes de instituciones de educación superior en Norte de Santander se presentaron el ciberbullying, las violencias verbal, física, sexual, moral, psicológica y social. Aunque solo un 5,7% de las víctimas manifestó haber recibido bullying a través de redes sociales, cabe resaltar que fue la violencia cibernética el tipo de acoso que los agresores repitieron con mayor frecuencia, similar a resultado de investigaciones de Wong, Chan & Chen (2014).

De acuerdo con Crookston, Merrill, Hedges, Lister, Well & Hall (2014), la tecnología incrementó el riesgo de bullying, actitudes agresivas, intencionales y repetitivas que ocurren sin motivación evidente, adoptada por uno o más estudiantes contra otro u otros, haciendo posible la intimidación de la víctima, como lo señalan Esteve, Duch & Gisbert (2013) caracterizada por una necesidad de seguridad, en este caso del agresor.

Perfil de la víctima, familia y percepciones se constituyeron en factores de riesgo de víctimas de bullying en instituciones universitarias de Norte de Santander, donde el género, la orientación sexual y la apariencia física explicaron la existencia de acoso en las instituciones universitarias. De esta manera, de acuerdo con lo expresado por Ahmed & Braithwaite (2012) y por Swearer, Espelage, Vaillancourt & Hymel (2010), el bullying es un fenómeno en el cual inciden múltiples factores relacionados con características de los propios actores y del contexto familiar, social e institucional en los que se desarrollan.

En cuanto a factores asociados al riesgo de sufrir bullying, para el rol de víctima, la ausencia de uno de los progenitores es un elemento sobresaliente, tal como lo señala Calle (2011), según registros pedagógicos, tiempo compartido por la víctima o agresor y sus padres durante la niñez y adolescencia, favorecen o no el adecuado reforzamiento de la autoestima.

Los docentes asocian la presencia de bullying a estado de ánimo, contextos familiares, contexto de grupo y contextos sociales de los estudiantes. Al igual que Valdés, Estévez & Manig (2014) los docentes consideran de forma no sistémica la acción de los factores asociados al bullying, de acuerdo con la asociación descrita previamente por Juvonen y Graham (2014), al señalar que las víctimas de acoso solían presentar baja autoestima y depresión.

Al igual que Vega & González (2013) en comportamientos agresivos, es relevante anotar que el bullying se identifica por la intencionalidad de lastimar a alguien, que es víctima del acto agresivo, mientras los agresores manifiestan una tendencia a iniciar, y perpetuar, situaciones donde las víctimas están en una situación indefensa.

Las agresiones, en un alto porcentaje, iniciaron sin motivo, en particular en redes sociales ocurrieron de manera repetida en un periodo de tiempo corto, sin que la víctima identificara las razones para ser atacado, con la intención de lesionar y poner al estudiante en situación de inferioridad y tensión, donde el victimario culpa a la víctima del acoso, lo que demostró la falta de razón de la acción.

De otra parte, convivencia, democracia, son expresiones que subyacen en programas académicos de instituciones educativas, y enmascaran comportamientos y actitudes desadaptados, lo que reduce sucesos violentos a individuos o hechos etiquetados, como lo manifiestan Ghiso & Ospina (2010), vuelven a históricas situaciones problemáticas.

Víctimas se consideran personas especialmente vulnerables e incapaces de defenderse, lo que los conduce, en la mayoría de los casos, a una condición de sometimiento, sufrimiento psicológico, aislamiento y marginalización (Sheriff , 2011).

Además de la falta desmotivo, la repetición de la acción agresiva, hay que observar el desequilibrio de poder entre las partes, cuya diferencia a nivel de los jóvenes se puede percibir en relación con la diferencia entre fuerzas físicas, emocionales o sociales. Por tanto, el desequilibrio es lo que proporciona la ventaja de poder del victimario sobre la víctima, y posibilita, con eso, el proceso de victimización continua y lesiones recurrentes.

En conclusión, género y orientación sexual explican situaciones de acoso en estudiantes de universidades en Norte de Santander.

Factores asociados al bullying en universidades fueron tipo de acoso, formas de prevención institucional de este, perfil de la víctima, causas que generan la situación de acoso y percepciones hacia el bullying por parte de la comunidad académica.

La familia fue el principal factor de riesgo para el rol de víctima y victimario, donde la orientación y poco tiempo dedicado por los progenitores es situación que no favorece el adecuado reforzamiento de autoestima y adaptación interpersonal del joven.

Agradecimientos

Investigación financiada por el Fondo de Investigaciones Universitarias (FINU) de la Universidad Francisco de Paula Santander, Proyectos de Investigación Grupo Euler, contrato de financiación 021- 2015, 021-2016. En coejecución de integrantes del Grupo Conocimiento e Innovación Social Quetelet de la Vicerrectoría de Investigación de la Policía Nacional.

Nota: los autores del presente artículo no manifiestan ningún conflicto de intereses.


Referencias

Ahmed, E. & Braithwaite, V. (2012). Learning to manage shame in school bullying: Lessons for restorative justice interventions. Critical Criminology, Special Issue on Restorative Justice: Unraveling the Mystery, 20 (1): 79-97.

Calle, D. (2011). Preocupa el conflicto en los colegios. Persisten amenazas, retiros y asesinatos de escolares. ADN, 1 (0): 4. Recuperado de: http://issuu.com/adncol/docs/adn-medellin-septiembre26-2?mode=embed&layout=http%3A%2F%2Fskin.issuu.com%2Fv%2Flight%2Flayout.xml&showFlipBtn=true.

Crookston, B., Merrill, R., Hedges, S., Lister, C., Well, J. & Hall, C. (2014). Victimization of Peruvian adolescents and health risk behaviors: young lives cohort. BMC Public Health: 14 (85). Recuperado de http://www.biomedcentral.com/1471- 2458/14/85.

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